Un S.O.S para Octavio Romero Oropeza. El Director General de PEMEX, debe de ordenarle a su gente de ductos que repare al 100% la fuga de amoniaco que existe por el rumbo de “Las Matas”, entre los municipios de Minatitlán y Coatzacoalcos. Para los habitantes y automovilistas les es complicado respirar por el olor penetrante del amoniaco. “En esta vida se puede ser cochino, pero nunca trompudo”, y hoy, sin lugar a dudas los que ya se pasan de “trompudos” son los colaboradores de Octavio Romero, y aquí hablamos de seres humanos que no le resuelven los problemas a su jefe. Si Octavio Romero Oropeza, no puede hacer nada, entonces le mandamos un S.O.S a doña Rocío Nahle García, Secretaría de Energía

Aquí, en este espacio periodístico, siempre hemos dicho “que en esta vida se puede ser cochino, pero nunca trompudo”. ¡Señores!, La verdad que es preocupante las fugas que se registran en los ductos de gas y amoniaco, todos ellos propiedad de PEMEX, ahí donde el jefe es don Octavio Romero Oropeza. Hoy no vamos a echarle toda la culpa de los recientes “accidentes” que se han registrado en los municipios de: Minatitlán, Agua Dulce y Nanchital. Hoy a quienes hay que señalar de “irresponsables” es a los colaboradores que tiene en Petróleos Mexicanos el señor Oropeza. ¡Mis estimados!, hace algunas horas tuvimos que viajar de Coatzacoalcos a Minatitlán, y la verdad que nos asustó el penetrante olor a monicaco. Tan nos asustó el hecho que cuando pasábamos por la zona conocida como “Las Matas”, llegó el momento que no podíamos respirar, pues nuestros pulmones se llenaron con el químico llamado amoniaco. Tan complicada está la situación con la fuga de amoniaco por el rumbo de “Las Matas”, que hace algunas horas, los estudiantes del CEBETIS 213 de Minatitlán, tuvieron que ser evacuados, es decir, mandados a sus casas por el fuerte olor a amoniaco. ¿A dónde queremos llegar con el presente comentario?, a un solo punto: 1.- La fuga de amoniaco que se registra a un costado de la carretera Coatzacoalcos-Minatitlán, a la altura del basurero a cielo abierto de “Las Matas”, no es de ayer o de antier, ¡claro que no!, dicha fuga fue reportada desde hace dos meses, y hasta el día de hoy, y que lo anterior se escuche lejos, el personal de PEMEX no ha podido repararla. Insistimos, un día de estos: docenas, cientos o hasta miles de personas van a caer muertas, así igualito como los pajaritos cuando respiran un químico mortal. Ojala y esto nunca suceda. Hoy no hay que “madrear” o “criticar” a don Octavio Romero Oropeza, ¡por supuesto que no!, lo que hoy se le pide al titular de PEMEX es que le ordene a su gente de ductos que vengan a reparar al 100% la fuga de amoniaco que se está por “Las Matas”. El jefe de PEMEX no puede hacer oídos sordos a un reclamo popular, tomando como base que mucha gente puede morir o enfermarse por estar respirando todos los días el dañino químico. Así como don Octavio ordenó que se atendieran las fugas de gas en el municipio de Agua Dulce y la fuga de amoniaco en Nanchital, así mismo debe de ordenar que se repare la fuga en “Las Matas”. Los datos duros: 1.-Ahora bien, si don Octavio Romero Oropeza y sus colaboradores se siguen haciendo los: sordos, mudos y ciegos en la fuga de amoniaco de “Las Matas”, pues no queda de otra más que pedirle a doña Rocío Nahle García, titular de la Secretaría de Energía, que intervenga lo más pronto posible. Doña Rocío, y esto se tiene que decir, es la jefa inmediata de don Octavio Romero Oropeza, por lo que una llamada telefónica a don Octavio vendría muy bien para tapar por completo la fuga en “Las Matas”. 2.-La otra, donde chingaos están los ambientalistas, esos que se dicen protectores del medio ambiente. Hasta el día de hoy, ningún defensor del medio ambiente de los municipios de: Coatzacoalcos y Minatitlán, en efecto, ha levantado la voz. En “Las Matas”, donde está la fuga de amoníaco, ha muerto mucha fauna silvestre, ya ni se diga la contaminación de docenas de hectáreas pantanosas. Alguien tendrá que hacer algo en la fuga de amoniaco que se registra en “Las Matas”. Hay que evitar una futura desgracia humana. Fin del comunicado. (Artículo escrito por Federico Lagunes Peña).