La apasionante, escandalosa y misteriosa “vida nocturna” en las calles de la colonia Guayacanal, en Minatitlán

Por Florencia Basulto Nelsón

Municipiosur.com
Al caer la tarde, protegida por el manto de la noche, inicia la vida nocturna: satanizada, sórdida e indecente, pero que para algunos tiene su misterio y encanto. Cerca de los lupanares, prostíbulos, antros, cantinas, cabarets, fondas y bares, suena estridente la cumbia, la salsa, el reggaetón y los corridos dedicados a capos famosos. Empiezan a arribar las “mariposillas”, “damas del tacón dorado”, clientes y sospechosos. El vecindario, prefiere encerrarse para entregarse al descanso y evitarse problemas y espectáculos inapropiados para la familia. Así es la vida nocturna en diversos barrios recónditos, “apartados del bullicio y de la falsa sociedad”… Vecinos de las profundidades de la calle Roma, entre Altotonga y 20 de noviembre, de la colonia Guayacanal, refieren escándalos en ese ambiente descrito, de cantinuchas y burdeles clandestinos, donde revolotean hetairas sin control sanitario, en nidos de alimañas que hacen negocio del vicio. La calle es un polvorín. Enseguida, muestran propaganda que indebidamente hacen por las redes sociales (whatsApp), que, desde luego, no se crearon con esos perversos fines, pero no falta quienes las aprovechen para todo. En la invitación digital anuncian a los tecladistas de Flama y promocionan que desde las 6 de la tarde hasta las 3 de la mañana hay música viva, rifa de botellas de licor, venta de fritangas, cervezas y licores que, “si gustan”, se entregan a domicilio. Por si fuera poco hacen “limpias” y “devuelven al ser amado”. La policía ya se ha presentado en este lugar pero los convencen de que están “de fiesta”. El propietario de un bar me comentó que estos prostíbulos clandestinos surgieron a raíz de que cerraron por la pandemia, incluso el negocio en la Guayacanal se denomina Chimina Viruz. Explicaron, que son las cervecerías las que tramitan los permisos de negocios de giros negros y las meseras deben solicitar su boleta sanitaria, pero no falta quienes se arriesgan a abrir lupanares clandestinos, aunque saben a lo que se exponen, pues hasta su vida corre peligro. Muchas gracias.

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