EL TRIUNFO DE ANDRÉS MANUEL

Gabriel García-Márquez

 

Acabamos de vivir una elección con una participación ciudadana histórica del 70 por ciento de votantes, como también histórico es el resultado obtenido por el candidato ganador, que alcanzó más del 50 por ciento de la votación, dejando al segundo con un 23 por ciento y al tercero con un 18 por ciento.

Con una gran madurez política salieron a dar un discurso de asumiendo su derrota los candidatos perdedores, que con humildad y empleando un lenguaje muy humano, aceptaron que las tendencias no les favorecen y reconocen abiertamente que el triunfador de esta elección es el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador.

El primero en hablar ante los medios de comunicación fue José Antonio Meade, quien con el rostro desencajado y con un nudo en la garganta, aceptó junto a su esposa Juana Cuevas, que las tendencias no le eran favorables y aceptó sin cortapisas el triunfo de López Obrador. Siempre a su lado, Juana Cuevas, no pudo ocultar su pesar ante el resultado que no fue por falta de esfuerzo y dedicación en la campaña, sino por la alternancia que busca la ciudadanía. Meade se comprometió a seguir trabajando por México y a entregar junto con el presidente Peña Nieto un gobierno sano y fortalecido. El Sin duda alguna, Meade pudo haber sido un buen presidente, pero la sombra del PRI no le facilitó el camino a la presidencia.

Por su parte Jaime Rodríguez Calderón, mejor conocido como El Bronco, también dio un mensaje reconociendo su derrota y el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, a quien le pidió trabajar por mejorar las condiciones de nuestro país y de que se terminen los excesos cometidos por los partidos y los funcionarios que se despachan con la cuchara grande. Asumió que su propuesta no fue suficiente para convencer al electorado, por lo que solamente alcanzó un 4 por ciento de la votación. Jaime Rodríguez declaró que regresará a continuar gobernando Nuevo León y le recordó a la gente que él fue el primer gobernador independiente y también el primer candidato independiente a la presidencia de la república. Se le vio sereno y tranquilo al lado de su esposa Adalina Dávalos.

Finalmente salió Ricardo Anaya Cortés a dar un mensaje en el que también reconoce que las tendencias no le favorecieron y acepta el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, afirmando que no puede haber una democracia sin demócratas, asumiéndose él como un demócrata. Afirmó que la ciudadanía quería un cambio y optó por el proyecto de nación ofrecido por López Obrador, quien debe trabajar fuerte por mejorar las condiciones de México y atender los reclamos de los mexicanos en temas que afectan a todos. Ofreció su apoyo al próximo gobierno en las causas comunes que los hacen coincidir y arremetió en contra del presidente Peña Nieto por haber utilizado a la PGR en su contra. Igual que los demás candidatos, su esposa Carolina Martínez permaneció a su lado durante el mensaje.

No fue nada fácil lograr este triunfo, Andrés Manuel López Obrador tuvo que participar en tres campañas para convencer a la ciudadanía y vencer al PRI y al PAN ahora con Morena. Ya lo había intentado dos veces con el PRD y se dijo despojado del triunfo. Ahora no hay lugar a dudas, la ventaja se vio desde el principio y nunca hubo un candidato que lo alcanzara, mucho menos que lo rebasara. Su cambio de discurso fue importante para convencer, pero el hartazgo de la gente fue determinante para mantenerse arriba y alcanzar más del 50 por ciento de la votación. Más de 30 millones de votos llevan a Andrés Manuel a la presidencia, sin duda alguna es un triunfo inobjetable.

Las felicitaciones de mandatarios dispares entre sí como Donald Trump y Nicolás Maduro no de hicieron esperar, el primero dijo que “Felicitaciones a Andrés Manuel López Obrador por convertirse en el próximo presidente de México…”, y Maduro dijo vía Twitter: “… con él triunfa la verdad por encima de la mentira y se renueva la esperanza de la Patria Grande”.

EL DISCURSO DE UN GANADOR

A medida que se fueron publicando los resultados y se escucharon los discursos de los candidatos perdedores, la Alameda y el Zócalo de la CDMX se fueron abarrotando de morenistas, ante quienes posteriormente Andrés Manuel López Obrador dijo que:

“Este es un día histórico, una noche memorable, en que inicia la cuarta transformación de la vida pública de México. Inicia el proceso de cambio verdadero… A los tres candidatos que han reconocido nuestro triunfo, nuestra victoria, los llamo a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales el interés superior, pues como afirmó Vicente Guerrero, la Patria es Primero. El nuevo proyecto de Nación buscará establecer una auténtica democracia. No a la dictadura abierta o encubierta. Habrá cambios profundos apegados al orden legal establecido. Se garantizarán todas las libertades individuales y sociales. En materia económica habrá respeto a la autonomía del Banco de México, disciplina financiera y fiscal. Reconoceremos los compromisos contraídos; los contratos con el sector energético serán revisados, si hay anomalías se acudirá al Congreso de la Unión y a los tribunales. Siempre se actuará por la vía legal. Dijo enfático, que no habrá confiscación o expropiación de bienes. Erradicar la corrupción y la impunidad será la misión principal del nuevo gobierno. El buen juez por la casa empieza. No habrá necesidad de aumentar impuestos ni de endeudar al país, no habrá gasolinazos, se bajará el gasto corriente y se apoyarán actividades productivas y crearán empleos. El estado dejará de ser un comité al servicio de una minoría. Respetaremos a todos, pero daremos preferencia a los más humildes y a los olvidados, en especial a los pueblos indígenas de México. Reitero una frase que sintetiza mi pensamiento por el bien de todos primero los pobres. Reconoció el comportamiento respetuoso de Enrique Peña Nieto en este proceso, muy diferente al trato que dieron los pasados titulares del gobierno.

Finalmente afirmó que “gobernaré con rectitud y justicia, no les fallaré. Quiero pasar a la historia como un buen presidente de México”. Sentenció el virtual nuevo presidente de México en su primer discurso.